La repostería suele ser un arte que requiere precisión y exactitud en las medidas, pero ¿y si te dijera que existe una receta de tarta que no necesita de tazas medidoras y que es increíblemente fácil de preparar? Esta receta se ha convertido en un salvavidas para aquellos momentos en los que la repostería se convierte en una urgencia y no queremos complicarnos la vida con medidas exactas. ¡Y encima está deliciosa!
La clave de esta tarta reside en la simplicidad de sus ingredientes y en el método de preparación. Lo único que necesitas es harina, azúcar, huevos, mantequilla y un toque de esencia de vainilla. La magia comienza cuando mezclas todos estos ingredientes en un bol sin preocuparte por las cantidades exactas. Sí, has leído bien, ¡sin medidas! La receta es tan flexible que puedes ajustar las cantidades a tu gusto, y el resultado siempre será un éxito.
La preparación es tan sencilla como batir los huevos, añadir el azúcar y continuar batiendo hasta obtener una mezcla esponjosa. Luego, incorporas la mantequilla derretida y la esencia de vainilla. Por último, agregas la harina poco a poco hasta lograr una masa suave y homogénea. La masa resultante es versátil, puedes usarla para preparar una tarta simple o añadirle frutas, chocolate o cualquier otro ingrediente que desees.
El horneado también es un proceso sin complicaciones. Simplemente, coloca la masa en un molde engrasado y hornea a temperatura media hasta que esté dorada y un palillo salga limpio. El tiempo exacto dependerá de tu horno, pero la flexibilidad de esta receta permite que, incluso si se hornea un poco más o un poco menos, el resultado siga siendo delicioso.
Esta tarta es perfecta para esas ocasiones en las que necesitas preparar un postre rápidamente o para aquellos que están empezando en el mundo de la repostería y quieren evitar complicadas medidas.