Las sartenes de hierro fundido son resistentes, versátiles y duraderas, y sazonarlas adecuadamente es clave para lograr una superficie antiadherente natural y duradera. Este proceso consiste en sellar el hierro con aceite, creando una capa protectora que mejora la calidad de cocción y extiende la vida útil de tu sartén. Aquí te guiaremos paso a paso para que puedas obtener el mejor rendimiento de tu sartén de hierro fundido.
Antes de comenzar, asegúrate de haber limpiado tu sartén de hierro fundido. Remueve cualquier residuo de comida y enjuágala con agua tibia. Si es una sartén nueva, quita cualquier capa de cera o preservante que pueda tener. Luego, seca completamente la sartén. Es importante que la superficie esté libre de humedad antes de sazonarla.
A continuación, precalienta tu horno a 180°C. Mientras tanto, aplica una capa delgada de aceite de cocina sobre la superficie interna de la sartén. Puedes utilizar un pincel de cocina para asegurar una aplicación uniforme. Los aceites recomendados para este proceso son el de oliva, girasol, maíz o maní, ya que tienen un alto punto de humo y proporcionan una capa protectora duradera.
Coloca la sartén boca abajo en una bandeja para hornear y déjala en el horno por una hora. Este proceso permite que el aceite penetre en el hierro y forme una capa protectora. Luego de este tiempo, apaga el horno y deja que la sartén se enfríe dentro de él.
Una vez fría, repite el proceso al menos una vez más para asegurar una sazonado óptimo. Este mantenimiento periódico prolongará la vida útil de tu sartén y mantendrá sus propiedades antiadherentes.
Con estos simples pasos, puedes disfrutar de los beneficios de cocinar con hierro fundido, asegurando que tus comidas no se peguen y que tu sartén dure por generaciones.